domingo, 19 de diciembre de 2010

Lección 13 COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTAS



BARUC  
EL MUNDO DE BARUC
DOMINGO
JEREMÍAS 7:1 AL 11.
1 Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo:2 Ponte a la puerta de la casa de Jehová, y proclama allí esta palabra, y di: Oíd palabra de Jehová, todo Judá, los que entráis por estas puertas para adorar a Jehová.3 Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar.4No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este.5 Pero si mejoraréis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo,6 y no oprimierais al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduvierais en pos de dioses ajenos para mal vuestro,7 os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre.8 He aquí, vosotros confiáis en palabras de mentira, que no aprovechan.9 Hurtando, matando, adulterando, jurando en falso, e incensando a Baal, y andando tras dioses extraños que no conocisteis,10 ¿vendréis y os pondréis delante de mí en esta casa sobre la cual es invocado mi nombre, y diréis: Librados somos; para seguir haciendo todas estas abominaciones?11 ¿Es cueva de ladrones delante de vuestros Ojos esta casa sobre la cual es invocado mi nombre? He aquí que también yo lo veo, dice Jehová.


1.Palabra... que vino.
Con esta expresión, frecuente en el libro de Jeremías (cap. 11: 1; 18: 1; 21: 1; 25: 1; 30: 1; 32: 1; 34: 1; 35: 1; 40: 1; 44: 1), se da comienzo a uno de los sermones proféticos más notables de este profeta. La esencia de este sermón se encuentra mayormente en los cap. 7-10. Fue pronunciado en la puerta (cap. 7: 2) del templo, y con frecuencia se lo denomina "el discurso del templo". En él se condenan la falsa confianza que los judíos tenían en el templo y en los aspectos externos de la religión. La semejanza que existe entre los cap. 7 y 26 ha inducido a algunos a pensar que este último es un resumen del sermón, diseñado con el propósito de describir lo que le ocurrió a Jeremías por haber presentado este mensaje. Si así fue, este sermón fue pronunciado "en el principio del reinado de Joacim" (cap. 26: l; PR 303-306). Por supuesto, es posible que Jeremías más tarde hubiera repetido la idea básica de este sermón "en las ciudades de Judá" (cap. 11: 6; PR 304).
2.La puerta.
Sin duda se refiere a la puerta del "atrio de la casa de Jehová" (cap. 26: 2), pues Jeremías era sacerdote y tenía libre acceso al templo. Es probable que hubiera estado de pie en una de las puertas que llevaba del atrio exterior al atrio interior o superior. Desde ese lugar podía contemplar toda la congregación de adoradores (cf. cap. 36: 10).
Todo Judá.
Se ha sugerido la posibilidad de que este sermón pudo ser presentado durante una fiesta nacional, ocasión en la cual el templo estaba atestado de adoradores.
Para adorar.
El profeta insinúa que como la gente ha venido a adorar a Dios, debe escuchar la palabra que Dios le dirige.
3.Jehová de los ejércitos.
Heb. "Yahweh de los ejércitos". Este es uno de los títulos más majestuosos de Dios (ver t. I, p. 182). Jeremías lo emplea con frecuencia (cap. 2: 19; 5: 14; 7: 21; 8: 3; 10: 16; 11: 17, 20; 15: 16; etc.). Este título destaca el hecho de que Dios tiene a su disposición innumerables fuerzas y poderes. En el AT, el "ejército" con frecuencia se refiere a hombres (2 Crón. 28: 9; Jer. 51: 3), cuyo comandante era designado "general del ejército" (1 Rey. l: 19; etc.); también se habla del "ejército de los cielos" para referirse a los ángeles (1 Rey. 22: 19; Neh. 9: 6; Sal. 103: 21; 148: 2) y a los cuerpos celestes (ver Deut. 4: 19; 17: 3; 2 Rey. 17: 16; 21: 3, 5; Jer. 8: 2; 19: 13; etc.). El Dios de Israel dispone de innumerables "ejércitos" de fuerzas espirituales y materiales. El es el Señor de los ejércitos del cielo; es omnipotente (Apoc. 19: 6).
Mejorad.
Literalmente, "haced buenos", "corregid". Es una expresión característica de Jeremías (vers. 5; cap. 18: 1 l; 26: 13).
Vuestros caminos y vuestras obras.
Jeremías combina con frecuencia estas dos palabras (vers. 5; cap. 4: 18; 18: 1 l; 26: 13; 35: 15). Se sobreentiende que los "caminos" se refieren a las inclinaciones personales, los hábitos o la tendencia general de la vida, mientras que las "obras" son los frutos visibles o los 422 hechos que se derivan de estos hábitos y costumbres.
Os haré morar.
Es decir, "permitiré que sigáis viviendo en este lugar".
4.No fiéis.
Evidentemente, los falsos profetas afirmaban que Dios nunca permitiría que su morada, el templo, cayera en manos de impíos, y que la presencia del templo en Jerusalén sería algo así como un talismán para proteger a la ciudad y a sus habitantes (ver com. Miq. 3: 11). Asimismo hay muchos miembros de la iglesia actual que confían que serán salvos porque mantienen una relación formal con la iglesia. Están más dispuestos a participar en las actividades religiosas visibles que en ocuparse en la preparación interior del corazón.
Templo de Jehová.
Esta frase, repetida tres veces, expresa el orgullo que el pueblo sentía por la grandeza de la institución religiosa representada por el templo. Sentían un apego supersticioso por ese edificio.
Este.
Los edificios del templo se contaban entre los más hermosos que alguna vez se hubieran construido. Podemos imaginarnos al profeta pronunciando estas palabras mientras señala los edificios (cf. Mat. 24: l). Pero las grandes construcciones no son un sustituto de la genuina piedad del corazón. El ritual y las ceremonias en sí no pueden expiar el pecado. El aumento de edificios y el número de adeptos debe ir acompañado de un correspondiente aumento de ferviente piedad.
5.Cumplidamente.
Se insiste en lo que se dijo en el vers. 3. No bastaba una reforma parcial, hecha de mala gana. Sólo un cabal arrepentimiento, seguido de una vida de estricta honradez e integridad en las relaciones con el prójimo podría evitar el temido castigo.
6.No oprimiereis.
La verdadera religión penetra todas las fases de la vida, incluso las relaciones sociales. El valor esencial de la religión y su prueba convincente se demuestran mediante los efectos que ésta produce en la conducta (Sant. 1: 27).
Extranjero.
Las clases de gente que se mencionan, designan en general a todos los pobres y desvalidos (cf. Exo. 22: 21-24; 23: 9; Deut. 10: 18; 14: 29; 24: 17-21; 27: 19).
Ni... derramaréis.
Sin duda se incluye tanto los "homicidios judiciales", por una sentencia injusta de los jueces como los asesinatos sin causa alguna.
7.Os haré morar.
Ver com. vers. 3. Se presenta ahora la conclusión de la oración condicional comenzada en el vers. 5. Cuando se cumplieran las condiciones enunciadas en los vers. 5-6, la estabilidad y la permanencia estarían aseguradas (ver PP. 29-32).
8.Palabras de mentira.
Alusión a las palabras vanas y sin provecho de los falsos profetas, que enseñaban a la gente los aspectos externos del servicio religioso y no la experiencia interior genuina (ver com. vers. 4).
9.Hurtando.
La construcción hebrea es vívida y enfática. Se expresaría mejor el pensamiento así: "¡Qué! ¿robando, matando, cometiendo adulterio?", etc. La permanencia y continuación de estos hechos pecaminosos se representan en forma concreta.
Que no conocisteis.
Israel no había conocido otros dioses; pero Jehová por el contrario se había revelado a ellos mediante el gran acto de redimirlos de la esclavitud, preservándolos milagrosamente en el desierto, mediante la proclamación de su santa ley y los actos providenciales subsiguientes. El pueblo sabía por experiencia que Jehová era Dios (ver Exo. 20: 1-2).
10.Es invocado mi nombre.
Cf. Jer. 7: 11, 14, 30; 32: 34; 34: 15; ver com. Deut. 12: 5.
Para seguir haciendo todas estas abominaciones.
Difícilmente podría pensarse que estas palabras finales sean parte de lo que respondió el pueblo. Más bien parecen ser palabras del profeta, quien pone de manifiesto las intenciones secretas de estos adoradores rutinarios. Como los temidos castigos no habían caído aún, el pueblo continuaba practicando sus abominaciones.
11.Cueva de ladrones.
Los que servían y adoraban en el templo eran unos impíos que cubrían su maldad con un manto de piedad.
Yo lo veo.
Los habitantes de Judá no podían ocultar sus malas intenciones de la vista de Dios. No habían cegado al Señor con sus vanos sacrificios. Dios veía todo lo que estaba ocurriendo, y los castigaría conforme a lo que merecían (ver Sal. 10: 11, 13, 14; Isa. 29: 15).
LUNES
EL ESCRIBA DE JEREMÍAS
JEREMÍAS 28.
1 Acontecio en el mismo año, en el principio del reinado de Sedequías rey de Judá, en el año cuarto, en el quinto mes, que Hananías hijo de Azur, profeta que era de Gabaón, me habló en la casa de Jehová 487 delante de los sacerdotes y de todo el pueblo, diciendo:2 Así habló Jehová de los ejércitos, Dios de Israel, diciendo: Quebranté el yugo del rey de Babilonia.3 Dentro de dos años haré volver a este lugar todos los utensilios de la casa de Jehová, que Nabucodonosor rey de Babilonia tomó de este lugar para llevarlos a Babilonia,4 y yo haré volver a este lugar a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, y a todos los transportados de Judá que entraron en Babilonia, dice Jehová; porque yo quebrantaré el yugo del rey de Babilonia.5 Entonces respondió el profeta Jeremías al profeta Hananías, delante de los sacerdotes y delante de todo el pueblo que estaba en la casa de Jehová.6 Y dijo el profeta Jeremías: Amén, así lo haga Jehová. Confirme Jehová tus palabras, con las cuales profetizaste que los utensilios de la casa de Jehová, y todos los transportados, han de ser devueltos de Babilonia a este lugar.7 Con todo eso, oye ahora esta palabra que yo hablo en tus oídos y en los oídos de todo el pueblo:8 Los profetas que fueron antes de mí y antes de ti en tiempos pasados, profetizaron guerra, aflicción y pestilencia contra muchas tierras y contra grandes reinos.9 El profeta que profetiza de paz, cuando se cumpla la palabra del profeta, será conocido como el profeta que Jehová en verdad envió.10 Entonces el profeta Hananías quitó el yugo del cuello del profeta Jeremías y lo quebró.11 Y habló Hananías en presencia de todo el pueblo, diciendo: Así ha dicho Jehová: De esta manera romperé el yugo de Nabucodonosor rey de Babilonia, del cuello de todas las naciones, dentro de dos años. Y siguió Jeremías su camino.12 Y después que el profeta Hananías rompió el yugo del cuello del profeta Jeremías, vino palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:13 Ve y habla a Hananías, diciendo: Así ha dicho Jehová: Yugos de madera quebraste, mas en vez de ellos harás yugos de hierro.14 Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Yugo de hierro puse sobre el cuello de todas estas naciones, para que sirvan a Nabucodonosor rey de Babilonia, y han de servirle; y aun también le he dado las bestias del campo.15 Entonces dijo el profeta Jeremías al profeta Hananías: Ahora oye, Hananías: Jehová no te envió, y tú has hecho confiar en mentira a este pueblo.16 Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí que yo te quito de sobre la faz de la tierra; morirás en este año, porque hablaste rebelión contra Jehová.17 Y en el mismo año murió Hananías, en el mes séptimo.
 

1.En el mismo año.
Lo que se relata en el cap. 28 ocurrió en el 4.º año del reinado de Sedequías (aproximadamente 593 a. C.), poco después de lo que se relata en el cap. 27.
Hananías.
Parece que éste fue uno de los más destacados opositores de Jeremías, y uno de los caudillos del partido de la resistencia que procuraba hacer alianza con las naciones vecinas en contra de Babilonia (cap. 27).
Gabaón.
Gabaón, como Anatot, era una de las ciudades de los sacerdotes (Jos. 21: 13, 17-18). Esto podría indicar que Hananías era sacerdote y "profeta" como Jeremías. El "tabernáculo de Jehová" estuvo una vez en Gabaón (1 Rey. 3: 4; 1 Crón. 16: 39; 2 Crón. 1: 3). Esta ciudad se encuentra a unos 9 km. (5 1/2 millas) al noroeste de Jerusalén.
2.Quebranté el yugo.
Se refiere evidentemente al "yugo" mencionado por Jeremías (cap. 27: 2). Hananías trataba de contradecir el mensaje inspirado de Jeremías.
3.Dentro de dos años.
Es posible que la alianza entre Judá y las naciones vecinas contra Nabucodonosor (cap. 27: 1-8) ya estuviera en marcha y que Hananías tío dudaba de su éxito.
Todos los utensilios.
Hananías predice atrevidamente un gran acotamiento del lapso durante el cual, según predijo Jeremías, "los utensilios de la casa de Jehová" debían permanecer en Babilonia (cap. 27: 22).
4 .Jeconías.
Ver com. cap. 22: 24. Sin duda muchos consideraban que Joaquín era aún el verdadero rey (ver t. II, PP. 98-99), y esperaban que regresara para ocupar de nuevo su trono. Esto equivalía a contradecir directamente la profecía de Jeremías de que Joaquín 488 no volvería a Judá, sino que moriría en un país extranjero (cap. 22: 24-26).
6.Amén.
Es posible que el profeta quisiera decir con este "amén" que ojalá fuera así, que sería maravilloso. Pero algunos afirman que Jeremías pronunció este "amén" sólo para concordar irónicamente con la profecía de Hananías, y demostrar de esta manera más enfáticamente su falsedad.
7.Con todo eso.
El Señor tenía algo que decir en cuanto a este asunto, pero sin tener en cuenta los deseos o las predicciones del hombre.
9.Será conocido como el profeta.
Para ganarse la simpatía de sus oyentes, el falso profeta satisfizo al pueblo y lo engañó con promesas de segura prosperidad, en contra de las predicciones de "guerra, aflicción y pestilencia" (vers. 8) pronunciadas por el verdadero profeta (ver com. cap. 14: 13). Jeremías sabía que su misión como profeta podía confiarla al principio del cumplimiento o incumplimiento de sus vaticinios (cf. Deut. 18: 20-22).
10.Lo quebró.
Esta experiencia del falso profeta Hananías y del verdadero profeta Jeremías es similar a la de Sedequías y Micaías (1 Rey. 22: 8-25). Hananías sin duda quería mostrar al pueblo que no permitiría que sufriera el ultraje de ese odioso símbolo de servidumbre. Con la rotura del yugo deseaba dar una garantía de que el poder babilonio sería destruido.
11Siguió Jeremías su camino.
El verdadero profeta no opuso resistencia ni pagó con la misma moneda cuando Hananías empleó la fuerza física.
12.Vino palabra de Jehová.
Es posible que esta "palabra" no viniera inmediatamente después del suceso del vers. 11.
13.Yugos de hierro.
Ver Deut. 28:48. Dios insiste en usar el símbolo del yugo para condenar todos los intentos de resistir a Nabucodonosor su "siervo", a quien había escogido para castigar a su pueblo (Jer. 25: 9), pero en esta ocasión lo hace con mayor fuerza y énfasis: "yugos de hierro". Así advierte a los apóstatas que cualquier resistencia sólo resultaría en la esclavitud más amarga y dolorosa.
16
.Yo te quito.
"Yo te arrojo" (BJ). Se emplea el mismo verbo hebreo traducido como "envió" (vers. 15), pero en su forma intensiva.
Este año.
Literalmente, "el año", quizá dentro del intervalo de un año, y no necesariamente durante el resto de ese año de reinado, como los "dos años" de Hananías mencionados en los vers. 3, 11. Este "mismo año", que se extendería hasta "el mes séptimo" (vers. 17), daría tiempo para que Hananías se arrepintiera o que el pueblo comprobara la falsedad de sus pretensiones. Su muerte es similar a la suerte de Ananías y de Elimas (Hech. 5: 4-5; 13: 6-11).
17.El mismo año.
Literalmente, "aquel año", o sea el "año" del vers. 16, y no necesariamente el "cuarto año" del vers. l. A lo sumo transcurrió la sexta parte del año (vers. l) hasta que se cumpliera la predicción de Jeremías, vers. 16. El rápido cumplimiento de la predicción hecha por el profeta en el mes quinto (vers. l) debería haber demostrado al pueblo que la vocación de Jeremías era genuina, pero sin duda algunos se negaron aun a aceptar esto como una evidencia en su favor.

ISAÍAS 8:20
20 Pasó la siega, terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos.
20.
Pasó la siega
.
Algunos consideran que este versículo es una queja más de los cautivos; otros piensan que es la continuación del amargo lamento del profeta por su pueblo condenado. En todo caso, es el lamento del fracaso. En Palestina la cosecha de los cereales comienza alrededor de abril. La cosecha de las frutas se da en agosto o septiembre. Si se perdían las cosechas de granos, todavía quedaba la esperanza de que se cosecharían uvas, higos, aceitunas, etc. Sin embargo, para Judá había pasado la cosecha de las frutas -la última oportunidad- y no había liberación. Su condena era inevitable.
Pronto llegará el último verano para el mundo, durante el cual se recogerá la cosecha final. Entonces de labios de miles de los que ahora viven en la tierra se escapará este lamento desesperado (2JT 362).
 
MARTES
AMBICIONES FRUSTRADAS
JEREMÍAS 36
1 Acontecio en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino esta palabra de Jehová a Jeremías, diciendo:2 Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel y contra Judá, y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, desde los días de Josías hasta hoy.3 Quizá oiga la casa de Judá todo el mal que yo pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdonaré su maldad y su pecado.4 Y llamó Jeremías a Baruc hijo de Nerías, y escribió Baruc de boca de Jeremías, en un rollo de libro, todas las palabras que Jehová le había hablado.5 Después mandó Jeremías a Baruc, diciendo: A mí se me ha prohibido entrar en la casa de Jehová.6 Entra tú, pues, y lee de este rollo que escribiste de mi boca, las palabras de Jehová a los oídos del pueblo, en la casa de Jehová, el día del ayuno; y las leerás también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades.7 Quizá llegue la oración de ellos a la presencia de Jehová, y se vuelva cada uno de su mal camino; porque grande es el furor y la ira que ha expresado Jehová contra este pueblo.8 Y Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todas las cosas que le mandó Jeremías profeta, leyendo en el libro las palabras de Jehová en la casa de Jehová.9 Y aconteció en el año quinto de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, en el mes noveno, que promulgaron ayuno en la presencia de Jehová a todo el pueblo de Jerusalén y a todo el pueblo que venía de las ciudades de Judá a Jerusalén.10 Y Baruc leyó en el libro las palabras de Jeremías en la casa de Jehová, en el aposento de Gemarías hijo de Safán escriba, en el atrio de arriba, a la entrada de la puerta nueva de la casa de Jehová, a oídos del pueblo.11 Y Micaías hijo de Gemarías, hijo de Safán, habiendo oído del libro todas las palabras de Jehová,12 descendió a la casa del rey, al aposento del secretario, y he aquí que todos los príncipes estaban allí sentados, esto es: Elisama secretario, Delaía hijo de Semaías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías, y todos los príncipes.13 Y les contó Micaías todas las palabras que había oído cuando Baruc leyó en el libro a oídos del pueblo.14 Entonces enviaron todos los príncipes a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc: Toma el rollo en el que leíste a oídos del pueblo, y ven. Y Baruc hijo de Nerías tomó el rollo en su mano y vino a ellos.15 Y le dijeron: Siéntate ahora, y léelo a nosotros. Y se lo leyó Baruc.16 Cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno se volvió espantado a su compañero, y dijeron a Baruc: Sin duda contaremos al rey todas estas palabras.17 Preguntaron luego a Baruc, diciendo: Cuéntanos ahora cómo escribiste de boca de Jeremías todas estas palabras.18 Y Baruc les dijo: El me dictaba de su boca todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro.19 Entonces dijeron los príncipes a Baruc: Ve y escóndete, tú y Jeremías, y nadie sepa dónde estáis.20 Y entraron a donde estaba el rey, al atrio, habiendo depositado el rollo en el aposento de Elisama secretario; y contaron a oídos del rey todas estas palabras.21 Y envió el rey a Jehudí a que tomase el rollo, el cual lo tomó del aposento de Elisama secretario, y leyó en él Jehudí a oídos del rey, y a oídos de todos los príncipes que junto al rey estaban.22 Y el rey estaba en la casa de invierno en el mes noveno, y había un brasero ardiendo
.
delante de él.23 Cuando Jehudí había leído tres o cuatro planas, lo rasgó el rey con un cortaplumas de escriba, y lo echó en el fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió sobre el fuego que en el brasero había.24 Y no tuvieron temor ni rasgaron sus vestidos el rey y todos sus siervos que oyeron todas estas palabras.25 Y aunque Elnatán y Delaía y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no los quiso oír.26 También mandó el rey a Jerameel hijo de Hamelec, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdeel, para que prendiesen a Baruc el escribiente y al profeta Jeremías; pero Jehová los escondió.27 Y vino palabra de Jehová a Jeremías, después que el rey quemó el rollo, las palabras que Baruc había escrito de boca de Jeremías, diciendo:28 Vuelve a tomar otro rollo, y escribe en él todas las palabras primeras que estaban en el primer rollo que quemó Joacim rey de Judá. 29 Y dirás a Joacim rey de Judá: Así ha dicho Jehová: Tú quemaste este rollo, diciendo: ¿Por qué escribiste en él, diciendo: De cierto vendrá el rey de Babilonia, y destruirá esta tierra, y hará que no queden en ella ni hombres ni animales?30 Por tanto, así ha dicho Jehová acerca de Joacim rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche.31Y castigaré su maldad en él, y en su descendencia y en sus siervos; y traeré sobre ellos, y sobre los moradores de Jerusalén y sobre los varones de Judá, todo el mal que les he anunciado y no escucharon.32Y tomó Jeremías otro rollo y lo dio a Baruc hijo de Nerías escriba; y escribió en él de boca de Jeremías todas las palabras del libro que quemó en el fuego Joacim rey de Judá; y aun fueron añadidas sobre ellas muchas otras palabras semejantes.


1
.Cuarto año de Joacim.
Es decir, aproximadamente en 604 a. C. (ver com. cap. 25: l). Después de que Jeremías presentó el claro mensaje que se registra en el cap. 19, el profeta fue detenido y encarcelado (cap. 20). Los acontecimientos registrados en el cap. 36 sucedieron durante y después de ese encarcelamiento (ver PR 318-322).
2.Un rollo.
Sin duda se trataba de un "rollo" hecho de cuero, a veces llamado "pergamino", aunque el verdadero pergamino sólo se usó a partir del siglo II a. C. (ver t. I, PP. 34-35).
Todas las naciones.
Este versículo sintetiza en una frase todo el cap. 25.
3.Quizá oiga.
En ese momento aún había esperanza -aunque muy tenue- de que Judá pudiera arrepentirse.
4.Baruc.
De la identidad de Baruc se habla en la p. 379.
5.A mí se me ha prohibido.
Jeremías aún estaba preso (ver com. vers. 1; PR 319).
6.Entra tú... y lee.
Como Jeremías no podía ir a la "casa de Jehová", le pidió a Baruc que no sólo fuera su secretario, sino también predicador de los mensajes divinamente inspirados que el profeta había recibido.
El día del ayuno.
No se trataba de una fiesta anual regular (ver com. vers. 9), sino de una de esas ocasiones especiales que se proclamaban en tiempos de crisis nacional (2 Crón. 20: 1-3; Joel 2: 15). Era una oportunidad cuando se congregaba mucha gente, y el ánimo estaría dispuesto para escuchar la advertencia divina y la exhortación al arrepentimiento. Es posible que Joacim, por consejo de sus sacerdotes apóstatas y sus falsos profetas, hubiera proclamado ese ayuno con el propósito de suscitar en el pueblo un mayor espíritu de resistencia contra Babilonia.
9.Año quinto.
Es decir, un año después de la orden del Señor (ver com. vers. 1).
En el mes noveno.
La lectura del rollo se hizo en invierno, en el mes que comenzaba en noviembre o diciembre. Los años de reinado de los reyes de Judá se contaban, según parece, a partir del otoño (septiembre- octubre; ver t. II, PP. 113, 143-144, 150); por lo tanto, esta lectura podría haberse efectuado apenas unos dos o tres meses después de que se comenzó a escribir el mensaje.
10.Gemarías.
Es probable que fuera hijo de Safán, el mismo que tuvo una parte tan importante en la reconstrucción del templo durante el reinado de Josías (2 Rey. 22: 3-6), y en la proclamación del recién descubierto "libro de la ley" (2 Rey. 22; 23). Estos hechos muestran que Safán era uno de los líderes del resurgimiento del verdadero culto de Dios. No es de admirarse que sus hijos apoyaran a Jeremías. Ahicam, uno de ellos, protegió al profeta (ver com. Jer. 26: 24). Y ahora, otro de los mismos, Gemarías, permite que Baruc lea las "palabras de Jeremías" en su habitación.
La puerta nueva.
Algunos creen que esta puerta puede haber sido una parte importante de la obra de reconstrucción completada por Hilcías y Safán (2 Rey. 22: 3-6).
12.La casa del rey.
Quizá Micaías fue allí con el expreso propósito de informar al rey y a sus consejeros acerca de las palabras de Jeremías.
14.Enviaron a . . . Jehudí.
Los príncipes evidentemente no se conformaron con escuchar indirectamente el informe acerca de algo tan importante, por lo que enviaron a Jehudí para que buscara a Baruc y lo trajera a su concilio a fin de verificar el informe de Micaías (vers. 11-13).
17.Cómo escribiste.
Los príncipes sentían muchos deseos de saber quién era el responsable del mensaje del profeta. ¿Habría Baruc 514 empleado sus propias palabras para expresar las ideas del profeta, o se trataba de palabras textuales de éste? La respuesta de Baruc reveló que las palabras eran en verdad las de Jeremías (vers. 18).
18.El me dictaba.
Baruc esa secretario o amanuense del profeta.
Con tinta.
Con referencia a la composición de las antiguas tintas ver t. I, p. 35.
19.Ve y escóndete.
Para que pudiera esconderse tenía que estar libre; pero no sabemos cómo o cuándo fue liberado Jeremías (ver com. vers. l).
20.Habiendo depositado el rollo.
Se ha sugerido que se hizo esto porque Jeremías y Baruc sólo podrían ser acusados legalmente si se presentaba la evidencia indiscutible del rollo. Evidentemente, los príncipes abrigaban la esperanza de que el rey no llegara hasta ese punto; pero sufrieron una gran decepción (vers. 23, 26).
22.La casa de invierno.
Quizá un apartamento especial en el ala sur del patio (cf. Amós 3: 15). Como esto ocurrió en el mes de Quisleu (noviembre-diciembre, comienzos del invierno en el hemisferio norte, ver t. II, p. 119), era necesario que hubiera fuego para la calefacción.
23.Planas.
Las hojas separadas en las cuales se escribía, generalmente se unían para formar un rollo (ver t. I, p. 35).
25.Rogaron al rey.
Tres de los príncipes (vers. 12), Elnatán, Delaía y Gemarías, tuvieron el valor de rogar al rey que no quemara el rollo; pero no les hizo caso.
26.Hijo de Hamelec.
O "el hijo del rey". Jerameel debe haber sido "hijo" del rey, en el sentido de que pertenecía a la casa real (cf. Est. 1:9), porque Joacim sólo tenía 25 años cuando comenzó a reinar (2 Rey. 23: 36); y en esa ocasión no podría haber tenido un hijo suficientemente grande para cumplir sus órdenes.
Jehová los escondió.
Jeremías y Baruc se ocultaron (ver com. vers. 19), pero la divina providencia fue la que impidió que el rey los hallara.
27.Vino palabra de Jehová.
Quizá mientras el profeta y Baruc estaban ocultos (vers. 19, 26).
28.Todas las palabras primeras.
En el segundo rollo no debía faltar nada de lo que había estado en el primero (vers. 32).
29.Ni hombres ni animales.
Evidentemente Joacim objetaba, más que nada, esa parte del mensaje de Jeremías que predecía que la desolación de Judá, causada por el rey de Babilonia, sería tan completa que el país quedaría prácticamente sin habitantes (ver com. cap. 4: 25; 32: 43).
30.No tendrá quien.
Ahora la predicción divina de castigo sobre Judá y Jerusalén se enfoca directamente sobre Joacim. Aunque fue sucedido por su hijo Joaquín (2 Rey 24:6), este joven sólo reinó tres meses (2 Rey. 24: 8). El siguiente rey, Sedequías, fue el tercer hijo de Josías (1 Crón. 3: 15; ver com. 2 Rey. 24: 17) y el último rey del reino del sur, de Judá.
32.Fueron añadidas.
No sólo escribió otra vez el mensaje del primer rollo, sino que se añadieron otros mensajes similares en el segundo rollo.


MIÉRCOLES
¡AY DE MÍ!
Isaías 53:1 al 5
1 ¿QUIEN ha creído a nuestro anuncio? ¿y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová?
2 Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos.3 Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.4 Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.5 Más él fue por nuestra rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, por su llaga fuimos nosotros curados.
 
1.¿Quién ha creído?
¿Quién habría creído el relato de la humillación y ensalzamiento del Mesías, el Siervo de Jehová? 328 (ver com. cap. 52: 7, 13-15). El relato del amor abnegado del Salvador y de su sacrificio vicario -tema de Isa. 52: 13 a 53: 12-es el mensaje más admirable, las supremas "nuevas del bien" (ver com. cap. 52: 7),
del tiempo y de la eternidad. (Nótese que la división entre los cap. 52 y 53 debería hacerse inmediatamente después del vers. 12 del cap. 52, y no después del vers. 15.)
Los comentadores judíos modernos niegan que la descripción gráfica del "siervo" suficiente (ver com. cap. 52: 13), expuesta en este capítulo, sea una predicción del Mesías o que pueda aplicarse a él. Algunos han sugerido cristianos no se atreven a afirmar con total seguridad que este pasaje es una profecía mesiánica. La tendencia de ambos grupos es aplicar la profecía de Isa. 53 a los sufrimientos de los judíos a manos de sus enemigos, o, en particular, al sufrimiento intenso de algún judío del tiempo de Isaías. Algunos han sugerido que el profeta describe aquí sus propias vicisitudes. En el NT este pasaje se aplica claramente a Cristo (Mat. 8: 17 y Juan 12: 38).
Nuestros anuncios.
"Lo que hemos oído". Se refiere a las "nuevas del bien" del cap. 52: 57, las cuales se relatan detalladamente en los cap. 52: 13 a 53: 12.
El brazo.
Este es el instrumento mediante el cual el hombre ejecuta sus obras. Aquí se revela el "brazo", es decir el poder de Dios que obra para la salvación de los hombres.
2. Subirá cual renuevo.
El sujeto tácito de la oración el "siervo" que presenta en el cap. 52: 13, el Mesías ( ver com. Luc. 2: 52). Así como la plata se nutre del suelo, así Cristo había de alimentarse de la sabiduría y de la fuerza de Dios. La figura del "renuevo" recuerda la "vara" de Isa. 11: 1.
Delante de él.
Probablemente signifique "delante de Dios", en el sentido de que estuvo sumiso a la voluntad divina y sujeto al cuidado del Padre (ver com. Luc. 2: 49).
Raíz.
Heb. shóresh. La palabra se usa a veces en sentido literal, pero en el AT se utiliza mucha más veces en el sentido figurado. La figura se basa en que muchos casos una planta o árbol es cortado de raíz, pero si ésta queda en la tierra, crecerá de nuevo. "Raíz" equivale aquí a "planta tierna".
De tierra seca.
Una planta que crece en tierra sin agua, ni crece ni es atractiva. Los dirigente judíos no encontraron el carácter de Jesús nada atrayente.
No hay parecer.
Es decir, no tenía nada que llamara la atención. Los hombres no debían ser atraídos por Cristo por despliegue de gloria sobrenatural, sino por la hermosura de una vida piadosa (ver DTG 14, 19, 29). Cristo anduvo entre los hombres como hombres, pero como hombre perfecto. Isaías no habla aquí de la apariencia física de Cristo, sino que afirma que no era el tipo de Mesías que los judíos esperaban (ver com. Luc. 4: 29). Con referencia al aspecto físico de Jesús, ver com. Luc. 2: 52.
3.Despreciado y desechado.
Durante toda su vida Cristo supo lo que era ser odiado, despreciado y rechazado.
Varón de dolores.
Cuando tomó sobre sí la forma de hombre, Cristo llegó a ser sensible a todo el dolor, la tristeza y los desengaños que el hombre conoce. Por medio de la humanidad de Jesús, la divinidad experimentó todo lo que el hombre ha heredado. Le tocó en suerte sufrir todos los malos tratos y las maldades que los hombres impíos y los ángeles caídos pudieran causarle. Esto culminó en el juicio la crucifixión.
Escondimos.
En vez de compartir la aflicción de Cristo, los hombres se apartaron de él con amargura y desprecio. No se apiadaron de él, sino que lo reprocharon por su desdicha suerte. Cf. Mat. 26: 29-31; 27: 39-44. Hasta sus discípulos lo abandonaron y huyeron (Mat. 26: 56).
4.Nuestras enfermedades.
En los vers. 4-6 de destaca la naturaleza vicaria de los sufrimientos y de la muerte de Cristo. El hecho de que sufriera y muriera por nosotros, y no por causa de sí mismo, de repite nueve veces en estos versículos y de nuevo en los vers. 8, 11. Sufrió en nuestro lugar. Tomó sobre sí el dolor, la humillación y el maltrato que nosotros merecemos (ver DTG 16).
Herido de Dios.
El enemigo hizo que los sufrimientos de Jesús parecieran como castigo infligido sobre él por un Dios vengativo por causa de sus pecados (ver DTG 436). Si eso hubiera sido verdad, no podría haber sido el Redentor del mundo.
5.El castigo.
Es decir, el castigo necesario para que estemos en paz con Dios (Rom. 5: 1).
JUEVES
¿QUÉ HAY EN ESTO PARA MÍ?
Jeremías 45
1 Palabra que habló el profeta jeremías a Baruc hijo de Nerías, cuando escribía en el libro estas palabras de boca de jeremías, en el año cuarto de Joacim hijo de Josías rey de Judá, diciendo:
2 Así ha dicho Jehová Dios de Israel a ti, oh Baruc:3 Tú dijiste: ¡Ay de mí ahora! porque ha añadido Jehová tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado descanso.4 Así le dirás: Ha dicho Jehová: He aquí que yo destruyo a los que edifiqué, y arranco a los que planté, y a toda esta tierra.5 ¿Y tú buscas para ti grandezas? No las busques; porque he aquí que yo traigo mal sobre toda carne, ha dicho Jehová; pero a ti te daré tu vida por botín en todos los lugares adonde fueres.
 

1.Baruc.
En este capítulo se presenta una apreciación del carácter del fiel amanuense de Jeremías (ver p. 379).
Año cuarto de Joacim.
Según esta fecha, el cap. 45 viene a continuación del cap. 36 (cf. cap. 36:4; ver com. cap. 36: 1).
3.¡Ay de mí ahora!
Cuando jeremías fue encarcelado y el rey y sus consejeros no prestaron oído a sus mensajes, Baruc se desanimó. Su ambición de ocupar un puesto importante en el Estado judío una vez que se restableciera (vers. 5), parecía haberse frustrado por el aparente fracaso de los esfuerzos de Jeremías. El profeta fue capaz de simpatizar con su amanuense o secretario, comprenderlo, y por lo tanto pudo ayudarlo, pues él también había experimentado amargas decepciones (cap. 15:10-21; 20:7-18). A Baruc, como a todos los seres humanos, le hacía falta aprender que es necesario aceptar lo amargo y lo dulce, el fracaso y la prosperidad (ver Job 2: 10).
5.No las busques.
Ningún éxito terrenal debía ser más importante para Baruc que la obra que Dios deseaba que él hiciera. En el gran plan de Dios cada persona tiene un lugar específico, y sólo ella puede llenarlo.
A ti te daré tu vida.
Dios consuela a Baruc con la promesa de que tendrá de él misericordia. En nítido contraste con la retribución divina y el castigo que caerían sobre "toda esta tierra" de Judá (vers. 4) y todo el mal que sobrevendría a "toda carne" por causa de la invasión babilónico (2 Rey. 25), la vida de Baruc sería protegida por Dios. La mayoría de aquellos cuyo éxito y posición envidiaba Baruc no tendrían esa seguridad, sino que perecerían en la destrucción de Jerusalén.
En todos los lugares.
Estas palabras parecen indicar que el futuro le depararía a Baruc destierro y peregrinajes. Sabemos que fue a Egipto (cap. 43: 5-7). La tradición afirma que murió en Egipto o en Babilonia.


Mateo 6:25 al 34
25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?26 Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?27 ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? 28 Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; 29 pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria se vistió así como uno de ellos.30 Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?31 No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?32 Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.33 Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.34 Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá
 
25.No os afanéis.
Gr. merimnáÇ, "preocuparse", "estar ansioso". Esta misma palabra se emplea en 1 Cor. 7: 32; 12: 25; cf. Luc. 12: 22-31. Ver com. Sal. 55: 22.
Jesús no recomienda aquí el ascetismo ni tampoco alaba la pobreza. No afirma que sin pobre o descuidado sea más aceptable ante Dios que un hombre diligente y rico. Jesús mismo aconsejó prudencia en la administración de la vida y los negocios (Luc. 14: 28-32). Lo que aquí condena es el hábito de preocuparse por las cosas materiales de la vida, especialmente por las que son superfluas. Cristo condena el deseo que lleva al derroche en cualquier sentido. El cristiano discierne claramente el valor relativo de las cosas, y su preocupación está en proporción con ese valor. Comprende que la riqueza no es un fin en sí misma, sino un medio para alcanzar fines más importantes, y su objetivo supremo en la vida no será el de amontonar riquezas.
Vida.
Gr. psuj', que aquí designa la vida física. Ver com. cap. 10: 28, donde se presentan otros sentidos de la palabra psuj'.
El alimento.
Gr. trof', alimento de todo tipo. Jesús aquí dice que la vida es más importante que el alimento. Si bien el alimento es importante, no es un fin en sí mismo, sino un medio para sostener la vida. La persona cuyo principal propósito es conseguir alimento y vestido, ha perdido lo más importante de la vida. Deberíamos comer para vivir y no vivir para comer (cf. com. Mar. 2: 27).

26.Mirad.

Mediante tres ejemplos tomados de la naturaleza, Jesús ilustra la verdad de que Dios, el Autor de la vida, proporciona lo que es necesario para sostener la vida, y que por esto el hombre no debe afligirse indebidamente por conseguir lo que le hace falta. Estas tres ilustraciones son las aves (vers. 26), la estatura humana (vers. 27), y las flores del campo (vers. 28).
Las aves.
Las aves del cielo nada deben al cuidado humano. Es Dios quien les da la existencia y las sostiene. Al mismo tiempo, requiere que usen de la capacidad que les ha dado para buscarse el alimento. Quizá pocas personas trabajen tan dura e incansablemente como lo hacen los pajarillos para conseguirse el alimento, sobre todo cuando tienen pequeñuelos en el nido. Del mismo modo, Dios espera que el hombre acepte la responsabilidad de trabajar para ganar lo que hace falta para sostener la vida. Sin embargo, Jesús también dijo que Dios no tenía el propósito de que el hombre considerara que ese trabajo era el objetivo y la meta de la vida.
No siembran.
El Creador ha ordenado la existencia de leyes naturales que operen para producir el alimento (Job 38: 41; Sal. 145: 15-16; 147: 9). El alimento está allí, pero las aves deben ir a buscarlo.
Las alimenta.
El que proporciona el alimento para las aves del cielo es Aquel en quien podemos confiar para que nos proporcione lo que necesitamos para vivir. Dios nos ha prometido estas cosas, si estamos dispuestos a trabajar por ellas. El deseo de tener sobreabundancia de cosas materiales es implantado por el maligno, e inevitablemente induce a los hombres a intentar reunir más de lo que les corresponde de los bienes de la vida. Este deseo pervertido es el que estimula el egoísmo y lleva al crimen, la violencia y la guerra.
Mucho más.
Si Dios alimenta con tanta abundancia a los animalitos que ha creado, ¿no tendrá acaso mayor preocupación por la felicidad y el bienestar del hombre?
27.¿Quién de vosotros?
Así se presenta la segunda ilustración del principio expuesto en el vers. 25 (ver com. vers. 26; cf. Luc. 12: 25).
Por mucho que se afane
"Por más que se preocupe" (BJ). Ver com. vers. 25.
Estatura.
Gr. h'likía, que puede traducirse tanto "edad" (Juan 9: 21, 23; Heb. 11: 11) como "estatura" (Luc. 2: 52; 12: 25; 19: 3; Efe. 4: 13). Si bien se habla en este pasaje de añadir un "codo" (medida de longitud) a la estatura, también sería posible entender que se refiere a la imposibilidad del hombre de prolongar el tiempo de su vida.
28.¿Por qué os afanáis?
Cf. Luc. 12: 26-27. Cristo presenta la tercera ilustración del cuidado del Padre para con las criaturas de su mano.
Lirios.
Gr. krína, (singular, krínon), palabra cuyo equivalente botánico exacto se desconoce. Posiblemente Jesús empleó krínon como término general para referirse a las flores del campo. Algunos sugieren que se hace alusión aquí a la anémona multicolor, flor común, colorida, que se destaca en Palestina.
29.Toda su gloria.
El esplendor de la corte de Salomón era proverbial (1 Rey. 10: 1-13, 21; ver Mishnah Baba Metzia 7. 1).
30.Y si la hierba.
Cristo resume aquí el principio que se ilustra en los vers. 26-28. Los vers. 30-34 repiten y hacen resaltar la enseñanza que se presentó en el vers. 25. Es probable que la hierba del campo deba relacionarse con los lirios del campo del vers. 28, y que en tal sentido fuera una continuación de la misma ilustración.
Horno.
El pasto seco y las ramas se empleaban comúnmente como combustible en los hornos del antiguo Cercano Oriente.
Mucho más.
Aquel que ha dado la vida, sin duda concederá con ella las dádivas menores del alimento y el vestido. No permanecerá inactivo en actitud de caprichosa despreocupación por el sostén de la vida que él mismo ha dado. Es razonable pensar que Dios se preocupa por sus hijos.
31.No os afanéis
Ver com. vers. 25. La vida es más importante que el alimento, pero el reino de Dios es más importante que cualquiera de los dos. El hombre sólo debería afanarse por lo que es más esencial.

32.Los gentiles buscan.
La lucha por lograr lo material no es apropiada para los ciudadanos del reino celestial. No es correcto que un hijo de Dios deje las cosas de valor eterno a fin de buscar lo que no es mejor que "la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno" (vers. 30). Ver com. Isa. 55: 1-2; Juan 6: 27
Sabe.
Esta es la segunda razón por la cual un cristiano no debe dedicar su vida a la obtención de posesiones materiales: Dios sabe lo que necesitamos y nos lo proporcionará.
33. Buscad primeramente
Cf. Luc. 12: 31. El gran propósito de la existencia de los hombres es que "busquen a Dios, si en alguna manera... puedan hallarle" (Hech. 17:27). La mayor parte de los seres humanos están afanados trabajando por "la comida que perece" (Juan 6: 27), por el agua de la cual volverán a tener sed (Juan 4: 13). La mayoría de las personas gasta su "dinero en lo que no es pan" y su "trabajo en lo que no sacia" (Isa. 55: 2). Con demasiada frecuencia tendemos a hacer de las cosas materiales el principal propósito de nuestra vida, con la vana esperanza de que Dios será indulgente con nosotros, y que al final de nuestra existencia, añadirá la eternidad al breve plazo de setenta años. Cristo quiere que demos a las cosas más importantes el primer lugar y nos asegura que las cosas de menor importancia y menor valor serán dadas a cada uno de acuerdo con su necesidad.
Os serán añadidas.
No puede existir seguridad aparte de Dios y de la ciudadanía de su reino. El mejor remedio para la preocupación es la confianza en Dios. Si hacemos fielmente la parte que nos toca, si damos al reino del cielo el primer lugar en nuestros pensamientos y en nuestras vidas, Dios nos cuidará mientras dure nuestra existencia. Con misericordiosa ternura ungirá nuestra cabeza con aceite (ver com. vers. 17) y la copa de nuestra vida rebosará de bienes (Sal. 23: 6).
34.No os afanéis.
Ver com. vers. 25. Los cristianos pueden vivir libres de ansiedad aun en medio de las circunstancias más difíciles, plenamente confiados en que Aquel que "bien lo ha hecho todo" (Mar. 7: 37) hará que todas las cosas les ayuden "a bien" (Rom. 8: 28). Aunque nosotros no sabemos "qué dará de sí el día" (Prov. 27: 1), Dios sabe muy bien lo que ocurrirá el día de mañana. Nuestro Padre, que conoce el futuro, nos insta a confiar en su cuidado permanente y a no afanarnos por supuestos problemas y perplejidades. Cuando llegue el día de mañana, los problemas que habíamos temido encontrar, con frecuencia resultarán haber sido totalmente imaginarios. Muchísimas personas están obsesionadas, sin necesidad, por el fantasma del día de mañana.
Los cristianos siempre deberían recordar que Dios no concede ayuda para llevar las cargas del día de mañana mientras ese día no llegue. Tienen el privilegio de aprender diariamente la verdad de lo que Cristo le dijo a Pablo: "Bástate mi gracia" (2 Cor. 12: 9; cf. cap. 4: 16).
Basta a cada día.
Con esto Jesús quería decir que no había por qué afanarse o afligirse por el día de mañana pues cuando ese día llegara, traería también con los problemas las soluciones. Cada día trae consigo su propia medida de trabajo y cuidado, y sabio es el que aprende a no intentar llevar hoy las cargas del día de mañana.
Su propio mal.
Es decir, sus propios problemas, su "inquietud" (BJ 1966). Ver Prov. 27: 1.
 


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